¿CÓMO FOMENTAR LA AUTONOMÍA?

Impedir que los niños se enfrenten a las dificultades implica privarles de un aprendizaje muy valioso y mostrar desconfianza en sus posibilidades. Algunas veces, las prisas en las familias juegan malas pasadas; en otras ocasiones el afán de protección impide niños exponer a los niños a tareas en las que pueden fracasar y, en ciertos casos, miedos inconscientes que las dominan y evitan que los pequeños se enfrenten a situaciones dificiles. Lo cierto es que, hay que darles las oportunidades para que puedan experimentar y desarrollar su autonomía.

Promover la autonomía en los niños consiste en inculcarles hábitos de independencia para sus vidas. En concreto, estos hábitos se refieren a tareas que los pequeños pueden hacer por sí mismos, relacionadas con ámbitos cotidianos como la higiene, la vestimenta y la alimentación. Es importante tener en cuenta que los hábitos son pautas de conducta que se repiten en el tiempo, por lo que lograremos mejor afianzamiento en la medida que los repitamos, seamos perseverantes y pacientes siendo habilidades que deberemos desarrollar para lograr nuestros objetivos.

Al principio no podemos esperar la perfeccion ni que lo hagan bien pero ¡no importa! Ya que lo escencial en los comienzos no es que lo hagan bien o mal, sino que tengan acceso al sentimiento y la seguridad de hacerlo ellos solos y de que cuentan con nuestro apoyo.

En el proceso de aprendizaje de una mayor autonomía, los niños tienen que recibir dos mensajes: por un lado, que sus adultos referentes confian en ellos (fomentando su autoestima) y, por otro, que, si se equivocan, estarán ahí para prestarles la ayuda necesaria, sintiéndose así acompañados en todo momento.

ALGUNOS CONSEJOS PRÁCTICOS:

Promueve su autoestima: reforzar los avances y logros de los niños, les dará una imagen positiva de sí mismos.

Respeta sus tiempos para el aprendizaje: cada niño es diferente, por lo que hay que procurar no tener expectativas desmesuradas y respetar su individualidad, respetando sus posibilidades y momento madurativo.

Promueve que vaya avanzando en las metas: a medida que va consiguiendo logros, tendremos que ir aumentando la dificultad.

Acepta la equivocación como parte del aprendizaje: los errores no son más que fases que nos enseñan el camino correcto. Aprender de los errores es un acierto siempre, y aumentará la resistencia del niño a la frustración.

Reconócele su esfuerzo: aunque falle, siempre hay que alabar que lo haya intentado y cuando consiga un objetivo, hazle partícipe de tu alegría.

Enséñale como se hace: es importante explicarles como se hace, para luego poder acompañarlos y guiarlos.

Invitarlos a participar en las tareas de una manera divertida: cantando, jugando, bailando.

A CADA EDAD:

Entre los 2 y 3 años podemos incentivarlos a que guarden sus juguetes, poner los libros en su sitio, tirar las cosas a la basura, buscar sus pañales y toallitas.

Entre los 3 y 4 años, los niños ya suelen estar preparados para ponerse sus championes, comenzar a aprender a lavarse los dientes y vestirse solos, ayudar a poner la mesa.

Entre los 4 y 5 años ya pueden, lavarse los dientes, llevar la ropa sucia al cesto, preparar los materiales para realizar alguna actividad, ordenar sus pertenencias.